Lee el siguiente texto y luego, a partir de los indicios que te entregan, justifica el tipo de amor que es en cada caso.
Texto 1
Comenzó con tan solo con conocerte.
Al principio te quise como un amigo que luego se volvio el mejor...
Tu mirada expresiva, tus ojos birllantes, tu discurso calmador, tu boca suave (como la senti en la mejilla), tus oídos escondidos, tu atencion hacia mí.... se volvieron señales de que estaba enamorada; quizás no lo noté, quizas preferi no notarlo.
Con el paso del tiempo se concretaban en mis sueños tus ojos, tus oidos y tu boca... te soñaba...eran mensajes indirectos de mi corazon. Y lo entendi; ya era solo cuestion de ponerme en marcha y tal vez decírselo....pero lo sabía muy bien, las señales de que estaba enamorada preferí no notarlas, por de quien me habia enamorado era del amigo de mi hermano y más no seria.
Texto 2
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
Fedeirco García Lorca
Texto 3
Tanto me posee el amor
Tanto se han oscurecido
para mi sus rayos
que no veo brillar el sol.
Sin embargo no me aflijo
porque la claridad del amor
ilumina mi corazón.
Y aun cuando otros se atristen
prefiero no dejarme abatir
para salvar mi canto.
Tanto me posee el amor
que los prados parécenme
verdes y bermejos
como en la dulce primavera.
La nieve se me ocurre
flor blanca y roja
y el invierno fiesta de mayo,
pues la más noble y más alegre
ha prometido
concederme su amor.
¡A menos que se haya arrepentido!
(Bernard de Ventadour)